Las enfermedades de transmisión sexual, también conocidas como infecciones de transmisión sexual, son infecciones que se transmiten de persona a persona a través del contacto sexual. Hay una variedad de ETS, que van desde bacterianas y virales hasta parasitarias, y pueden afectar diferentes partes del cuerpo, incluyendo los genitales, la boca y el ano.
Los síntomas de las ETS pueden variar según el tipo de infección, pero pueden incluir:
Es importante tener en cuenta que algunas personas pueden no experimentar ningún síntoma, lo que hace que sea aún más importante hacerse pruebas regulares si has estado en riesgo de contraer una ETS.
Las ETS son causadas por una variedad de microorganismos, que pueden incluir bacterias, virus y parásitos. Estos microorganismos pueden transmitirse de persona a persona a través del contacto sexual vaginal, anal u oral, así como a través de compartir agujas contaminadas o de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.
El diagnóstico de las ETS generalmente implica pruebas específicas, que pueden incluir análisis de sangre, análisis de orina, cultivos, hisopos o raspados de lesiones sospechosas y pruebas de detección de anticuerpos. Es importante hacerse pruebas de manera regular si has estado en riesgo de contraer una ETS, incluso si no presentas síntomas.
El tratamiento de las ETS varía según el tipo de infección, pero puede incluir:
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